No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere tú lo que Dios quiere.
Ofrécele
en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma
sencilla, que, pese a todo, acepta los designios de Su Providencia.
Poco importa que te consideres un fracasado, si Dios te considera plenamente realizado a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios que te quiere para Sí, y que llegará a tí aunque no lo veas.
Piensa que estás en sus manos, tanto más fuertemente tomado cuanto más decaído y triste te sientas.
Vive feliz, vive en paz.
Que nada te altere, que nada sea capaz de quitarte tu paz, ni la fatiga, ni tus fallas.
Haz que brote y conserva siempre sobre tu rostro una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma, coloca, antes que nada todo aquello que te llene de la paz de Dios.
ADORA Y CONFÍA.
¡¡¡¡¡Maranata Cristo viene!!!!! amen