El amor se desdobla,
tal la mujer que se desdobla en hijos.
Hiciste de tu carne, madre, un hombre
que se nutrió de tu íntimo cariño.
Fuiste escultora del amor en él,
y artífice de sueños y canciones
para la primavera de su risa.
En el insuperable
amor de Dios al hombre,
le entregó una madre y su caricia
y el abrigo de un pecho misterioso.
Yo ignoro cuánto debo a tus desvelos,
y cuánto a tus trabajos y tristezas;
eso sólo lo sabe en gloria Dios.
Tu alegría persiste en mi alegría,
y tu canción de siempre en mi interior;
esta es madre la vida que me diste,
mi vida para Dios.