2 Reyes 18:13.
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El decimocuarto año del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria,
subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó
de ellas.-
Francisco Bernal
La fortaleza israelita de Arad está situada a unos 30 km al sur de
Hebrón. Fue construida sobre un montículo de 40 metros de altura, para
controlar las rutas comerciales y la frontera sur del país ante
incursiones nómadas en la región del Néguev.
El yacimiento del tel (montículo en hebreo) ha sido excavado en su
totalidad, obteniéndose un abundante material arqueológico, que ha
mostrado aspectos de la vida social, militar y religiosa en el periodo
de los reyes de Israel y Judá, de acuerdo con el contexto expresado en
la Biblia.
Las excavaciones realizadas por el arqueólogo Yohanan Aharoni entre
1962 y 1967 datan el primer asentamiento israelita en el siglo X aC.
Previamente, 1500 años antes, quedó desierta la ciudad cananea de Arad,
que había sido construida a los pies del cerro, con una extensión de
diez hectáreas y cuya población alcanzó 2.500 habitantes.
La estructura de la fortaleza israelita presenta un perímetro
cuadrado de unos 53 metros de lado, evidenciándose diferentes
reconstrucciones durante los sucesivos reinados de Judá, coincidiendo
sus niveles de destrucción con enfrentamientos militares narrados en la
Biblia, como la conquista del rey asirio Senaquerib en 2 Reyes 18:13.
Entre los elementos hallados en su interior son destacables:
- Un santuario de 20×14 m, con una estructura de cierta similitud al
templo de Jerusalén.
- Una colección de más de 100 ostracas, conteniendo el mayor conjunto de
inscripciones hebreas hasta ahora descubierta del periodo bíblico.
- Un grupo de cerámicas de diferentes estratos, que sirven como
referencia para catalogar y datar las de otros yacimientos, junto con la
información que aporta de éste.
Arad es nombrada en la Biblia con relación a la fase de asentamiento
de Israel en Palestina, en los libros de Números 21:1-3, 33:40, Josué
12:14 y Jueces 1:16. Igualmente aparece su nombre en varias ostracas
halladas en la ciudadela. También es mencionada en la relación de
ciudades conquistadas por el faraón Sheshonq I (Sisac en el texto
bíblico) que fue reflejada en las paredes del templo de Karnak,
describiendo la incursión realizada en Palestina, y que coincide con la
narración bíblica de 1 Reyes 14:25-27 y 2 Crónicas 12:2-9, en la que se
menciona el saqueo del tesoro en el templo de Jerusalén. El nivel X de
la excavación de Arad revela la destrucción que realizó éste faraón de
origen libio.
El santuario de Arad estaba situado al noroeste de la ciudadela,
distribuido en tres partes. Al exterior, el atrio o gran patio (Ulam),
dispone de un altar del sacrificio cuadrado de 2,5 metros de lado,
construido de piedra, siguiendo las indicaciones del libro de Éxodo
20:25. Junto a él, y en las dependencias anexas, se localizaron
utensilios de culto.
Desde el patio se accede al lugar santo (Hekal) por su lado ancho y,
de éste, a través de tres escalones al sanctasanctórum (Debir), donde se
ubicaba la presencia de Dios mediante una estela de piedra pintada en
rojo (massebot). Dos altares con terminaciones cóncavas servían para
quemar incienso.
Además del santuario de Arad en Judá, hay evidencias de que
existieron otros en Beersheva, al hallarse la sillería de un altar con
sus característicos cuernos en las esquinas reutilizado en la muralla
defensiva de la ciudad, así como en Laquis, donde Y. Aharoni encontró un
altar y objetos de culto enterrados en un pozo cubierto por
edificaciones.
Los datos de la excavación de Arad revisados por Zeev Herzog (de la
Universidad de Tel Aviv), junto con los de Beersheva y Laquis, señalan
que los santuarios fueron posiblemente desmantelados con la reforma
religiosa realizada por el rey Ezequías al final del siglo VIII aC, de
acuerdo con el relato del libro 2 Reyes 18: 4,22. Hay que indicar que el
mobiliario y objetos de culto fueron respetados en su significado
ritual, pues se localizaron recostados y enterrados cuidadosamente bajo
una capa de relleno.
Entre la colección de ostracas, la mayoría de carácter
administrativo, hay inscripciones con nombres de las familias
sacerdotales Meremot y Pashur, mencionadas en los libros de Esdras 8:33 y
1Crónicas 9:12. Además, aparecen en ellas otros nombres personales con
el elemento teofórico de Yahweh, muy común en la población e indicativo
de su adoración. Así, el profesor Allan Millard de la Universidad de
Liverpool, en su estudio contabilizó cerca de 600 nombres compuestos con
la palabra Yahweh, de los aproximadamente 1.200 hallados en ostracas y
sellos en Judá.
Hay un ostracon catalogado con el número 18, que tiene un valor
especial, al mencionarse en el la “Casa de Yahweh”. Es datado a
principio del siglo VI aC, cuando ya no existía el santuario de Arad, y
su referencia va dirigida al templo de Jerusalén. Al parecer el mensaje
que contiene el ostracon es enviado a Elíashib, responsable de la
ciudadela, y su contenido alude a una persona que estaba en la Casa de
Yahweh, como indica el fragmento de la inscripción: “A mi señor
Elíashib, [...] y en cuanto a la cuestión que me ordena está bien; él
está en la Casa de Yahweh.”
Asimismo, en las dependencias administrativas del jefe de la
guarnición de Arad, situadas al sur de la ciudadela, además de ser
mencionado su nombre en diferentes ostracas en relación con su gestión,
han sido hallados tres sellos suyos con la inscripción “[Perteneciendo]
al hijo de Eliashib de Eshiyahu”.
Al final del reino de Judá, la fortaleza de Arad fue destruida
probablemente por los Edomitas, aliados de Babilonia en el 587 aC.
Posteriormente fue ocupada por un enclave persa al parecer no muy
extenso, el cual quedó sepultado en el periodo heleno por una gran torre
maciza cimentada sobre la roca del montículo, ocupando parte de la
antigua fortaleza israelita pero sin destruir el santuario; Después en
el imperio romano se construyó una fortaleza con unos fundamentos pocos
profundos que no afectó a los anteriores estratos, como tampoco los
alteraron ulteriores asentamientos árabes.