A fin de que . . . seáis . . . imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas. --Hebreos 6:12.
Cuando yo era niña, mi madre muchas veces me dejaba escudriñar su caja de botones mientras me recuperaba de alguna enfermedad. Siempre me animaba encontrarme con botones viejos y conocidos y recordar las ropas que una vez adornaron. Sobre todo me gustaba cuando ella escogía un botón viejo e ignorado y lo usaba otra vez.
De la misma forma, muchas veces hojeo mi Biblia durante momentos perturbadores y recuerdo promesas conocidas que me han fortalecido. Pero siempre me anima encontrar ayuda en promesas que nunca había notado antes.
Recuerdo una oscura mañana durante la enfermedad terminal de mi esposo en que estaba buscando una palabra de Dios que me sostuviera en nuestras dolorosas circunstancias. En Hebreos 11 noté que Dios había rescatado a su afligido pueblo de maneras muy dramáticas. Sin embargo, no siempre podía identificarme con sus situaciones particulares. Entonces leí acerca de algunos que «siendo débiles, fueron hechos fuertes» (v.34). Dios usó esa frase para asegurarme que yo también podía ser fuerte en mi debilidad. En ese mismo momento empecé a sentir Su fortaleza, y mi fe fue renovada.
¿Estás hoy en medio de una prueba? Recuerda, hay muchas promesas en la Biblia, el tesoro de Dios. Las generaciones han demostrado que son verdad, y también puedes demostrarlo tú.
LAS PROMESAS DE DIOS SON TESOROS QUE ESPERAN SER DESCUBIERTOS.