Ella me dijo con angustia del alma. Yo amó demasiado, pero no entiendo porque si amo de esa manera siento tanto dolor. Le dije: Bienvenida al Club de los enamorados. Todo amor va tomado de la mano con el dolor. Jesús nos amó de tal manera que terminó por ese amor clavado en la Cruz del Calvario por nosotros. Recuerda si no hay dolor no ganamos.
El deportista te lo puede decir que para tener una victoria primero necesita sentir el dolor en sus músculos y una madre te dirá el dolor del parto antes de disfrutar la Victoria de tener un hijo en sus brazos.
“Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer pero le grita mediante el dolor: el dolor es su megáfono para despertar a un mundo adormecido”.
Clive Staples Lewis (1898-1963) Escritor británico.
El dolor es una realidad inevitable de la vida. Podemos aceptar el dolor y crecer en la vida a través de el. Si corremos en la vida huyendo del dolor a la final terminaremos eliminando los sanos placeres de la vida, ya que el dolor da a luz los mejores y sanos placer de la vida.
Recuerdas la última vez que tuviste que limitarte por un yeso en tu pierna? Que dolor sentirse limitado, pero luego…muy luego tuviste el placer sano de volver a correr.
La clave en la vida no está en evitar, huir o eliminar el dolor de la vida, porque eso es imposible, pero si podemos ver un mejor camino…el camino de aceptar, crecer y madurar en medio del dolor.
“El dolor es, él mismo, una medicina” William Cowper (1731-1800) Poeta británico.
Qué es en un última instancia el dolor? En simplemente el precio que se paga por el placer. Es el precio que paga el estudiante pasando noche enteras preparándose para tener el placer de la graduación, es el precio que se paga construyendo una buena relación para tener un buen matrimonio, es el precio de la madre en el parto para tener a su hijo cerca de su corazón. Lo más que pagamos (dolor) lo más que valoramos lo que ganamos y logramos.
Vivimos en un mundo instantáneo donde nadie quiere pagar el precio del dolor. Hoy se pueden obtener títulos sin estudiar, cosas sin pagar y hasta hijos sin engendrar, pero todos sabemos que el placer no es el mismo.
Decadencia de la vida es perseguir la comodidad sin ningún precio por pagar. Cuando un ser humano, una familia o una sociedad busca el placer, la comodidad y la vida sin dolor sabemos que se está tomando el camino peligroso y la vida sin raíces. Muchos imperios mundiales cayeron por que buscaron la comodidad sin pagar el precio y se abrieron a la decadencia de ellos mismos.
“El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor. Fiodor Dostoievski (1821-1881) Novelista ruso.
Muchos evitan el dolor por el temor. Conocí a ese hombre quién por 20 años se negó a visitar un odontólogo por temor al dolor. A menudo el temor al dolor es peor que el dolor mismo. El dolor de una inyección puede ser de solo segundos pero tener temor al dolor puede alargarse por horas.
La verdad es que cuando evitamos pagar el precio del dolor olvidamos que siempre, tarde que temprano tenemos que pagar el precio, pero cuando yo lo prolongo, lo pago con intereses.
El dolor es pasajero, pero los resultados pueden ser eternos.
“Toda ciencia viene del dolor. El dolor busca siempre la causa de las cosas, mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y a no volver la mirada atrás”. Stefan Zweig (1881-1942) Escritor austriaco.
Dios nos creó como seres humanos no como robots. Los robots no sienten ningún dolor, pero los seres humanos si. La belleza del dolor no solo está en lo que logramos después del dolor sino en la compañía eterna de Dios, quién está a nuestro lado para consolarnos, fortalecernos y darnos de su Espíritu. Una de la herramientas que Dios usa para hacernos crecer es la riqueza del dolor que nos impulsa vencer nuestra limitaciones y a reparar nuestras almas.
“porque no menospreció ni rechazó el dolor del afligido, ni de él escondió su rostro, sino que cuando clamó a él, lo escuchó”. Salmo 22:24
“El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor; ablandará su cama en la enfermedad”. Salmo 41:3
Vivimos cada día en una encrucijada para escoger entre la vida y la muerte, la libertad o la esclavitud, la realidad o el escapismo y esa decisión siempre lleva implícito el dolor.
“El dolor siempre cumple lo que promete”.Germaine de Staël (1766-1817) Escritora e intelectual francesa.
Esfuerzo es un proceso de la vida por donde todos tenemos que ir y ese esfuerzo implica dolor. Tenemos muchas lecciones cruciales que aprender, conflictos que resolver y metas que alcanzar pero nada de eso está exento del dolor…es el dolor de crecer…el dolor de madurar…el dolor de triunfar y el dolor de morir para poder vivir.
Si nunca saltamos al río…jamás llegaremos a la otra orilla.
No más quejas ni lamentos por el dolor que sentimos, pongamos la mirada en la meta para no perder los minutos en el dolor que sentimos en las piernas al correr.
Aprendamos a aceptar el dolor de enfrentar la realidad y así encontrar la verdad de nuestra vida. No le temas más al dolor y véalo como el canal del crecimiento de tu vida interior.
Hay una herencia infinita que crece como una dulce planta en nuestro ser interior…esa planta duele cuando crece como le duele al gusano el liberarse del capullo para luego tener el placer de volar como una mariposa.
“El signo más evidente de que se ha encontrado la verdad es la paz interior”.
Amado Nervo (1870-1919) Poeta, novelista y ensayista mexicano.
La semilla que cae a tierra, la humedad la pudre y quebranta su corteza y entonces la vida surge. El dolor de tu vida está quebrantando la dureza del alma para liberar la vida de Dios dentro de ti.
Comienza a alabar a Dios, mira la grandeza de su amor, por tu mirada en la bola, no en el dolor de tus piernas y avanza con firmeza al aro para lanzar la bola y anotar los puntos finales del campeonato de tu vida y entonces..solo entonces tendrás el placer de tener el trofeo en tus manos.
Que Dios te sostenga hasta llegar a la meta.
¡¡¡¡¡Maranata Cristo viene!!!!!!amén.