Sueños... Creo en mis sueños, hablo sobre mis sueños, pienso en mis sueños, hago planes para mis sueños, creo
oportunidades para mis sueños y me veo ya en mis sueños.
La única manera de lograr que un sueño se haga realidad, es hablar acerca de él, creer en él, verse a uno mismo en él y crear oportunidades para él.
Hay un gran poder de voluntad que sigue a lo que imaginamos. Este poder de la voluntad nos permite seguir adelante a pesar de todos los obstáculos y los sueños que debieran tomarnos diez a veinte años en lograrlos, se cumplen en menos tiempo.
¡Los planes en papel no son suficiente para los sueños! Simplemente veámonos actuando en lo que nos hemos
imaginado y para cuando estemos involucrados pensaremos que todavía estamos en el proceso de imaginárnoslo.
Lo que creemos es lo que logramos. Lo que imaginamos es lo que llegamos a ser. Lo que pensamos es lo que experimentamos.
Sin embargo los verdaderos sueños no son lo que nacen en la mente de un ser humano, sino los que vienen de Dios. Dios es el dador de los sueños productivos, poderoso, redentores. De nada sirve tener sueños si Dios
no está en el asunto. Cuando Dios da el sueño, él dará los recursos para que los llevemos a cabo y el final siempre será que Dios será glorificado. Deja que Dios te siembre en sueño en tu vida y entonces podrás correr hacía el sueño.
Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos. Gen 41:15
Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Dios, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. Num 12:6
Y se le apareció Dios a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo: Pide lo que quieras que yo te dé. I Rey 3:5