Para desarrollar una comunión íntima con el Padre, debemos saber, entender y tener revelación de lo siguiente:
Él es nuestro Padre Celestial.
Somos sus hijos.
Él nos ama y anhela nuestra compañía.
Podemos ir confiadamente al trono de la gracia.
La comunión íntima con Él siempre nos llevará a actuar.
La alabanza y adoración son la manera de comenzar la relación, antes de pedir o hacer cualquier otra cosa.
Necesitamos un lugar especial, secreto, para estar con Él.
También, música ungida de adoración que ayude a preparar la atmósfera.
Desarrollar la relación íntima con
Dios requiere paciencia, fe y perseverancia.
El Padre está esperando para tener comunión íntima con sus hijos.
¿Cuáles son los resultados de tener una comunión íntima con el Padre?
1. La manifestación de la vida sobrenatural, de la vida eterna de Él mismo.
En la comunión con Él, nos mostrará nuestra condición personal, limpiará, sanará, restaurará y sacará a relucir en nosotros el carácter de Jesús; la paz, el gozo, la paciencia y la vida sobrenatural del Reino; y veremos un milagro tras otro.
2. La manifestación de un denuedo sobrenatural
Denuedo es audacia, osadía, intrepidez, arrojo, valentía, atrevimiento para hablar y actuar en el nombre de
Dios. La osadía o el denuedo no se reciben por habilidad humana, sino como resultado de tener una relación íntima con el Padre. Lo opuesto del denuedo es el miedo; el miedo procede de un corazón lleno de dudas, mientras que, el denuedo procede de un corazón lleno de fe (Daniel 11.32).
3. Un fluir sobrenatural de la revelación de su palabra.
“14La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto”. Salmos 25.14
El Padre está buscando una habitación, no una visitación, un lugar donde reposar, sentarse y tener comunión con sus hijos. Seamos parte de un pueblo que anhela la comunión y el compañerismo con el Padre celestial.