"La masturbación puede disminuir", escribe
Collins, "por medio de la oración, de una sincera
disposición a dejar que el Espíritu Santo mande y
controle la vida, dedicarse a activídades que beneficien
a otros y evitando los materiales sexualmente estimulantes
(por ejemplo: fotos, novelas eróticas o el acceso a
sitios pornográficos en internet), la práctica
de darse a fantasias sexuales perjudiciales, y un
reconomiento de que el pecado (incluyendo lascívia)
es perdonado por Dios cuando confesado con
sinceridad y arrepentimiento".
Lo siguiente ha sido adaptado del proceso de diez pasos recetado
por St. Clair y Jones para superar la masturbación
1. Sé honesto con Dios. Reconoce
que los pensamientos lascivos que te
llevan a la masturbación son un pecado
contra Dios. Sé honesto en cuanto a tu
pecado y pide que seas limpiado y
decide dejarlo.
2. Planta una estaca. Una
“estaca” es un punto fijo que marca
el comienzo de un viaje. Decide si
quieres complacer a Dios más de lo que
te quieres complacer a ti mismo y
decídete a hacer tuyas estas palabras:
“Andad en el Espíritu, y así jamas
satisfaréis los malos deseos de la
carne (Gálatas 5:16).
3. Enchúfate al poder. Reconoce
que no puedes ganar esta batalla con
tu propio poder Sólo por medio de
Jesucristo viviendo en ti puedes
cambiar tus deseos y hábitos. Empieza
ahora mismo a dedicar cada día un
momento regular y constante con el Señor.
4. Renueva tu mente. Este
problema empezó en tu mente, así
que deja que Dios te la cambie. La manera en
que Dios renueva tu mente es el
compenetrarte en la Biblia. Es allí
donde se encuentran los pensamientos
de Dios. Anhela que los pensamientos de
él sean los tuyos. Lee cada día un
capitulo de la Biblia. Memoriza un versículo
por semana.
5. Enfoca tu vista. Aparta
tus ojos de cualquier cosa que te
estimule sexualmente. Es obvio que no
puedes vivir en un monasterio, así que
tus ojos verán objetos sexualmente
estimulantes. Pero no sigas mirándolos,
especialmente los materiales pornográficos,
las novelas de TV o las películas no aptas
para menores.
6. Controla tu cuerpo. Cuando
sientes que tu cuerpo va a explotar si
no te alivias un poco de la presion
sexual, manténla bajo control por medio
del ejercicio físico, haciendo el bien
a otros, o dedicándote a actividades
físicas divertidas (como andar en
bicicleta o jugar al baloncesto).
7. Sincérate con un amigo. Pidele
a alguien de tu mismo sexo, que sea
espiritualmente maduro, que te haga
rendir cuentas de tus actos. Consigue
que te pregunte regularmente si estás
evitando la lascivia.
8. Evita las situaciones tentadoras. No
mires una segunda vez a la persona
vestida sensualmente, y no leas
revistas ni mires programas en TV o en
el internet que te estimulan sexualmente, Manténte
en guardia cuando estás solo, especialmente
donde es fácil sentirte tentado.
9. Sigue adelante a pesar de tus fracasos. Si
fracasas, no te desanimes. Te llevó
tiempo formar este háhito, te llevará
tiempo quitártelo. Si caes, no te
revuelques en el polvo: más bien
levántate, sacúdete el polvo por medio
de confesar inmediatamente tus pecados y
de recibir, por fe, el perdón de Dios.
Pero no te acostumhtes a aceptar trivialmente
tus fracasos.
10. Empéñate en la victoria total. No
tienes que pecar. No tienes que dejar
que el radiador se recaliente. Al
ofrecerte a Dios (en lugar de ofrecerte
al pecado como instrumento de maldad),
tu energia sexual se canalizará para hacer
de ti un hombre o mujer poderoso para Dios. Confía
en Cristo. Obedécele. El te dará
la victoria.