Los “sufrimientos” que muchos cristianos de nuestro tiempo dicen padecer, llegan a ser -por decirlo en palabras llanas- casi ridículos. Desde el que se siente perseguido porque sus antiguos amigos se burlan de su conversión, el que se siente desdichado porque no cuenta con alguna comodidad o lujo de los que el mundo -y algún profeta de la prosperidad- ofrece, el que se abate porque su integridad es puesta a prueba en el empleo, aquel a quien difaman porque ya no participa de los hábitos del mundo, aquel quien dice ya no soportar el rechazo de sus familiares inconversos y el clásico que decide no volver a la iglesia luego de que alguna persona le negó, a propósito o involuntariamente, nada menos que el saludo.
¿Es esto sufrir por Cristo? ¿A estos padecimientos se refería el apóstol Pablo cuando le dijo a Timoteo que todos aquellos que decidieran vivir de una forma piadosa padecerían persecución?
Las absurdas susceptibilidades de muchos cristianos de nuestro tiempo, acostumbrados a la comodidad y a reclamar derechos y privilegios como “hijos del Rey“, chocan de frente con historias como la de Raj, pastor en India, quien ayer logró hacernos llegar, en medio de una cruenta persecución, una carta que ahora compartimos con usted. Por favor léala detenidamente.
Desde India.
Me llamo Raj, su amigo de India, pidiendo su gentil oración por mi familia y por las iglesias en el distrito de Kandhamal (Phulbani), estado de Orissa.
Hubo un terrible ataque a las iglesias de nuestro distrito. Casi todas las aldeas cristianas fueron destruidas, demolidas y quemadas.
Eso comenzó el día 24 de agosto de 2008 y continúa aún peor. Más de 100 cristianos muertos, entre ellos cerca de 30 pastores, fueron muertos de forma brutal o quemados vivos. Nadie sabe cuantos están desaparecidos. Los cuerpos de los muertos están esparcidos en las florestas, montes y aldeas distantes. No hay nadie para enterrar los muertos.
Personas son muertas en el frente de sus familiares, esposas e hijos. Niñas son raptadas y quemadas vivas.
No tengo palabras para expresar la agonía y el dolor de las personas. Muchos libros podrían ser escritos sobre la tristeza de sus corazones partidos. Casi todas las iglesias fueron arruinadas, demolidas y quemadas. Todos las aldeas y casas cristianas están completamente destruidos, sus propiedades fueron saqueadas y todos los vehículos, quemados. Muchas y muchas personas pobres e inocentes, junto con sus niños y viejos, corrieron para salvar sus vidas en las florestas y colinas, y aún allí sus vidas no están seguras. Ellos continúan siendo cazados por los fanáticos hindúes.
El toque de queda viene desde 24 de Agosto de 2008. Sin transportes, sin mercados, parece que todo el distrito está parado y muerto.
El último culto que realicé con los creyentes de mi iglesia fue el domingo del día 24. El día 25, recibí noticias de que atacarían mi familia, y destruirían mi casa. Para salvar mi familia, dejé mi casa sólo con la ropa del cuerpo. Yo, mi esposa y mi hijo de 10 años nos abrigamos y escondemos con un amigo.
El terror esta por toda parte en nuestra pequeña ciudad. Con mucha aflicción y miedo, nos abrigamos en aquella casa. Cuando la noche cayó, oímos el grito de personas de la oposición corriendo de allá para acá, gritando ‘maten todos los cristianos.’ Su objetivo era matar todos los líderes y pastores.
A las 12:45 de la noche, recibí una conexión de un hermano. Ellos marcharon contra el edificio de mi oficina y, sin perder tiempo, arrasaron mi casa con una bomba. Confiscaron todo y quemaron el resto de las cosas, mi coche y todas las bicicletas. Entonces avanzaron para la casa en que yo estaba escondido y derribaran la puerta para coger y matar nuestra familia. Gracias Dios, el dueño de la casa tomó una actitud corajosa para protegerme, acabó agredido brutalmente.
En la mañana siguiente, con mucho miedo, yo, mi esposa Purnima y mi hijo Comfort corremos para la floresta para salvarnos. Mi esposa es diabética. Yo los llevé hacia la floresta, sin saber para donde estábamos yendo. Un pastor y su familia nos encontraron en aquella floresta. Permanecemos un día entero allí y, al anochecer, andamos 10 km mata adentro para estar a salvo.
Por casi cinco días, el Señor, con su mano poderosa, nos protegió en aquella floresta. Las personas de una aldea cristiana próxima supieron a nuestro respeto y vinieron ayudar trayendo comida. Con mucho cuidado, llegamos al campamento de ayuda (5 a 6 mil personas). No había comida ni agua, sólo
enfermedades por toda parte, niños pequeños y muchos ancianos ya muertos. Fue un milagro dos conductores no-cristianos de buen corazón llegaron de 60 km de distancia con mi primo y nos salvaron de la muerte.
En cinco minutos, por la mañana, a las 7:45, ellos nos atravesaron por el campo de los opositores. Por su gracia y mano poderosa, Él nos salvó. Gracias a su santo nombre, llegamos a un estado vecino.
No sé que hacer, pido su gentil oración por mi familia y también que todos vosotros sostengan nuestro pueblo y nuestras iglesias en sus oraciones. Las personas perdieron su esperanza, no hay apoyo del gobierno, el terror está por toda la parte. Mi oración y confianza son que solamente Dios, por su
gracia, puede controlar la situación de muerte y agonía.
Por favor, informen nuestra condición a todo el pueblo de Dios para oración.
Que Dios bendiga todos ustedes.
Pastor Raj. RK DIGAL, INDIA.
Estos cristianos que están padeciendo realmente por Cristo, engrosan las filas de aquellos que, desde tiempos lejanos, han estado dispuestos a pagar con su vida el ejercicio de su fe y de su ministerio. De éstos da cuenta la Palabra de Dios mediante el escritor de Hebreos:
Hebreos 11:36-38 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
Los falsos profetas de nuestra época, los que afirman sin ambages que un “hijo del Rey” no tendría por qué padecer sufrimiento o dolor alguno, seguramente dirían que estos hermanos andaban en pecado, que no habían reclamado las riquezas que les pertenecen, que seguro sufren porque no habían “sembrado” en los ministerios que ellos encabezan. O cualquier otra locura, da igual.
Mas estos hermanos perseguidos son -qué maravilla- depositarios de una promesa mayor, más rica. No serán recibidores de numerosas posesiones, antes bien han sido despojados hasta de lo más elemental, pero el Señor dijo sobre ellos:
Mateo 5:10-12 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Queda claro: el Señor no nos prometió éxitos, triunfos, riquezas, alabanza y gloria personal. Al contrario. Nos anunció que, al vivir y proclamar su Palabra, seríamos objeto de rechazo, de odio, de persecuciones, de sufrimiento. De muerte.
Ciertamente los verdaderos discípulos de Cristo nos gozamos de recibir, por gracia pura, la incorruptible herencia de la salvación…
… en lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sea sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. (1Pe.1:6-7)
Oremos pues con fervor por nuestros hermanos que sufren, en nuestros días, una persecución tan atroz. Observemos en ellos lo que verdaderamente es sufrir por Cristo, morir por causa de la justicia, que es la predicación del Evangelio. Consideremos finalmente que un día, incluso quizás no muy lejano, podríamos estar en sus zapatos, padeciendo sus mismos sufrimientos.
Recordemos las palabras de Jesús:
Mateo 15:18-21, Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuérais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.
Respóndase a si mismo con sinceridad: entendiendo que es ése nuestro futuro anunciado como seguidores y anunciadores de Cristo, ¿estará usted realmente dispuesto a sufrir así por Él?