MIS DOS ENEMIGOS
EN PIE DE GUERRA PARA LA CONQUISTA DE NUESTRA TIERRA
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DEUTERONOMIO 1
35 No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres,
36 excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová.
37 También contra mí se airó Jehová por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás allá.
Cuántos se quedan inmóviles ante la presencia amenazadora del enemigo, no del que dejaron atrás, porque ese tu viste como Dios lo venció por ti, y ese enemigo es el pecado, es el estilo de vida que llevábamos, ese enemigo que vencimos solo con salir de ese mundo.
Pero después de salir del dominio del primer enemigo nos acobardamos por el tipo de enemigo que tenemos al frente.
Porque hay que saber, que en este caso el pueblo de Dios tenía dos clases de enemigos.
Uno era el que lo tenia esclavizado y que lucho por seguir teniéndolo esclavizado.
Y el otro que es un enemigo totalmente diferente, que es el que tenían al frente, este tenía todo lo que a ellos les pertenecía.
Al primero tenían que dejarlo, pero al segundo tenían que desterrarlo.
Ahí es donde comienza el problema; porque el pueblo de Israel no supo cómo actuar con el segundo enemigo. Y quiso hacerlo como con el primero; huyendo, y que Dios hiciera descender fuego del cielo, pero no fue así.
Deuteronomio 1
29 Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos.
30 Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.
31 Y en el desierto has visto que Jehová tu Dios te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar.
32 Y aun con esto no creísteis a Jehová vuestro Dios,
33 quien iba delante de vosotros por el camino para reconoceros el lugar donde habíais de acampar, con fuego de noche para mostraros el camino por donde anduvieseis, y con nube de día.
34 Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo:
35 No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres,
36 excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová.
Pero después de todas las promesas de Dios, aun así Moisés manda a doce espías pero con la inserción de la duda en ellos sobre la promesa de Dios.
Números 13
17 Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte,
18 y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso;
19 cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas;
20 y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.
Los racimos grandes son esas promesas con las que te encuentras en la palabra de Dios cuando vas a mirar si es buena la tierra que te han prometido, pero luego de que ves las promesas, te tienes que enfrentar a ese enemigo, a esos gigantes que tienes frente a ti, a esos que se te acercaran, a los que nunca han alcanzado nada, y te dirán que no, que eso es imposible vencer.
Pero ese es el primer frente de batalla que tienes que vencer, aunque tristemente es en el que más caen destruidos, y eso que solo fueron palabras.
Números 13
26 Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra.
27 Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella.
28 Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac.
Ni siquiera habían tenido una primera batalla, fueron vencidos no por lo grande del enemigo sino que habían sido vencidos por ellos mismos, sin ni siquiera haber entrado, se enterraron así mismos la espada que debería haber sido usada contra sus enemigos
Números 13
28 Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac.
29 Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.
30 Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.
31 Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.
32 Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.
33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.
Por eso si tu de verdad quieres poseer tu tierra solo hay una manera, y es enfrentando a tu enemigo, pero no al que dejaste atrás, sino al que tiene tu tierra al que está delante de ti.
Pero el pueblo nunca enfrento a sus supuestos enemigos poderosos sino hasta cuando llegaron, y entraron a tomar lo que Dios les había prometido que es para ellos.
¿Sabes tú cuál es tu tierra?
¿Y donde esta?
Porque si no sabes; quédate quieto hasta cuando sepas a dónde dirigirte y tengas certeza de lo que es tuyo verdaderamente, porque de lo contrario quedaras avergonzado por cuanto Dios no va contigo, y por eso vemos tantos fracasos de toda índole.
Pero si hay una promesa de parte de Dios. Ve y tómala, pero ten cuidado de usar la espada, no en contra tuya sino contra enemigo.
Porque una cosa es ver al enemigo de lejos y otra muy diferente es enfrentarse a él.
El pueblo de Israel vio a su enemigo gigante y poderoso cuando estaba lejos, como la mayoría lo ve cuando no se atreve a ser un conquistador.
Pero cuando deciden llegar y tomar lo suyo se dan cuenta que de poderoso no tenían nada; no porque no lo fueran sino porque:
Números 13
30 Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.
COMO SER CONQUISTADORES
Números 14
24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.
25 Ahora bien, el amalecita y el cananeo habitan en el valle; volveos mañana y salid al desierto, camino del Mar Rojo.
26 Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo:
27 Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan?
28 Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.
29 En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí.
30 Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.
Hoy tú tienes que ser lleno del Espíritu Santo y tomar la decisión de seguir fielmente a Jehová.
Seguirlo fielmente no solo es cumplir los mandamientos que él te ha dado, sino tomar la decisión de ser un conquistador; eso es seguirlo fielmente.
Deuteronomio 1
36 excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová.
Éxodo 7
4 Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios.
5 Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos.
Josué 11
4 Estos salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra.
5 Todos estos reyes se unieron, y vinieron y acamparon unidos junto a las aguas de Merom, para pelear contra Israel.
6 Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego.