Efesios 6:12y13. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
“porque no tenemos lucha contra sangre y carne”
Te pregunto. ¿Que eres tú? acaso no eres carne y sangre?.
Que no te halles conquistando lo que ya fue conquistado.
Y valla que yo sí que lo viví, lo sufrí y nunca lo superé, hasta que tuve una experiencia con el señor Jesús que marcó muchas cosas, y fue así:
Eran como las 2 de la tarde cuando comencé a sentir como cambiaba el ambiente a mí alrededor, pues estaba aburrido de hacer tantos esfuerzos por muchos años de querer cambiar para el señor Jesús, de servirle, para siempre llegar a la misma decepción de fallarle, de defraudarle y de haber perdido tantos años en una lucha infructuosa. Donde a béces estaba bien, pero siempre volvía al fondo. Utilizaba muchos versículos para animarme. etc...
Pero nada servía. Hasta que eran ya como las cuatro de la tarde cuando él me hablo muy fuerte y me dijo.: “necio y torpe. Hasta cuándo.” yo pensé; “hasta cuándo voy a cambiar”; pero decía es que eso es lo que toda mi vida de cristiano he tratado de hacer y no he podido. Pero eso no fue lo más terrible, lo terrible fue cuando me dijo; es tu última oportunidad. ¡Guau! esa si la vi negra, porque; y si le volvía a fallar, ya me sentía en las entrañas del mismísimo infierno. Pero ahí fue donde comenzó a cambiar todo, porque la tercera palabra fue: “y a ti quien te dijo que ese es tu problema”. Acaso no sabes que tú no puedes cambiar ni uno solo de tus cabellos.
De ahí en adelante fue espectacular todo. Duró enseñándome y hablándome más de seis horas; yo me derretía en su presencia, en su amor tan lindo, y no paraba de llorar y de darme cuenta que todo lo que tenía que hacer desde un principio era; <<¿cómo decirlo sin que suene tan obvio o tan simple?>> a ya sé; te contare como quien trata de describir con palabras una escena en un gran guión de cine.: el señor Jesús se paró frente a mí.
Solo recuerdo sus pies, pues veía como mucha gente le entregaba las mejores ofrendas a sus pies. Tales como coronas de humildad, de almas ganadas, de amor, etc.. Y así sucesivamente. Cuando él se me acerca y me dice: “todos tratan de traerme sus mejores ofrendas, pero esconden detrás de ellos las cosas que les da vergüenza. Y no quieren ni tan siquiera hablar de ello, solo me piden perdón, y van y hacen obras como queriéndome agradar, pero siguen con ese yugo que satanás les ha impuesto. Pero tu tráeme, y ponla a mis pies esa carga, ese yugo, como si fuera una ofrenda, que yo veré que hare con ella, pues ese ya no será tu problema; cuando el señor me dijo eso sentí en mi espalda una maleta; seguro no era nada agradable, como la es la de todos los que cargan algún pecado, o yugo que les atormenta.
Cuando la tome en mis manos y la puse a sus pies, el señor me dijo.: no te preocupes. Yo veré que hago con ella. (Pues sentí esa vergüenza de poner a sus pies algo tan desagradable.) Pero esta ha sido tu mejor ofrenda, porque tú no me estás entregando algo desagradable. Lo que me estás entregando es la oportunidad de que yo te cambie a ti, a mi imagen y te lleve a la estatura mía.
Efesios 4:13. Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Eso fue espectacular. Porque lo que a mí me tomó años tratar de quitar o cambiar sin ningún resultado, a EL le tomo segundos, y lo mejor, vi los resultados en los días y meses siguientes. Pero al final me dijo: LO ÚNICO QUE TU TIENES QUE HACER ES TOMAR UNA DECISIÓN. QUE LA OBRA ES MÍA Y YO SABRÉ CUANDO TE CAMBIO.
“Que no te halles conquistando lo que ya fue conquistado.”
Si TU no sabes de dónde vienes, ni quién eres “realmente”, entonces jamás sabrás para dónde vas, ni mucho menos lo que tienes, y aun que tal vez estés andando en la luz de Dios, sigas ciego.