¿Por qué temo de todo, si Dios está conmigo?
¿Donde está la confianza que me inspira la fe?
¿Tiene más importancia mi mortal enemigo
que El que todo lo puede y El que todo lo ve?
Alma mía, ya no sufras infundados temores,
bien es cierto que tienes a tu lado enemigos
y es bien cierto, que todos tienen planes traidores,
más también ve que tienes verdaderos amigos.
No los busques tan solo por el mundo que habitas,
puede ser que en el mundo no hallarás alguno
¡Oye bien la Plegaria que en la noche recitas
y verás que en el Cielo, tienes todos en Uno!
¿No es acaso tu amigo quién te dió inteligencia
porque puso a tu alcance tanto el bien como el mal?
¿No es acaso tu amigo quién te dió de su escencia
para hacerte con ella, para siempre inmortal?
Alma mía, no te ofusques porque sientas temores,
nunca pierdas por ellos tu preciada razón;
es a veces forzoso que sintamos dolores,
¡Por que nunca olvidemos nuestra humana armazón!
Hoy que estás abatida, ten confianza en el Cielo
y prosigue en la lucha con titánico pie,
ya verás como triunfas a pesar del desvelo,
¡Porque Dios es tu Amigo y ha premiado tu Fe!